La ley 21.100, conocida como ley Chao Bolsas plásticas, fue publicada hace cinco años con el objetivo de proteger el medio ambiente al prohibir la entrega de bolsas plásticas en el comercio. Desde su promulgación, la ley chao bolsas plásticas ha sido considerada una política pública exitosa debido al alto apoyo que tuvo de la población al momento de su promulgación (95%) y a la reducción significativa de bolsas plásticas entregadas en los primeros dos años de su vigencia, evitando así la contaminación de bosques, ríos y mares. Aunque ha logrado reducir significativamente la cantidad de plástico en circulación, hoy existen algunas brechas, que permiten la comercialización de bolsas con plástico, las que tardan en degradarse hasta 400 años.
“La contaminación por plástico es una problemática que a nivel internacional se le está dando gran urgencia. Actualmente se está negociando un Tratado Global para terminar con la contaminación por plástico del cual Chile es parte de las negociaciones.” comenta Viviana Pinto Salman, Directora Ejecutiva de la fundación Plastic Oceans Chile. “Leyes como la de bolsas plásticas y la de plásticos de un sólo uso nos han posicionado como un referente en temas de legislación en la región. Sin embargo, con los vacíos legales y falta de fiscalización, estas leyes sufren la posibilidad de quedar como “letra muerta” si no se abordan estas brechas.”
Materia prima 0% plástico.
En cuanto a la materia prima de las bolsas permitidas, la ley 21.100 no es muy clara, ya que prohíbe las bolsas plásticas de comercio que contienen como “componente fundamental” plástico derivado del petróleo. Durante los 5 años de vigencia de la ley ha habido gran confusión sobre qué se entiende por “componente fundamental” y esto ha generado que se comercialicen bolsas que tienen mezclas de plásticos de origen fósiles y renovable, con un gran porcentaje fósil. Pero esta confusión de interpretación ha sido recientemente aclarada en un pronunciamiento emitido por el Ministerio de Medio Ambiente, quienes aclaran que “Componente fundamental” a efectos de la ley 21.100 considera a cualquier polímero elaborado a partir del petróleo que forme parte de la composición de una bolsa, independientemente de su porcentaje. Por lo tanto, a partir de esta interpretación, las bolsas deben ser 0% plástico fósil.
Según Carola Moya, Presidenta de la Asociación de Consumo Sustentable de Chile, Circular ¨Es importante, que esta opinión que emite el Ministerio se tome como referencia para dar cumplimiento a la Ley. No puede ser que lleve 5 años promulgada esta Ley y aún no exista claridad sobre la materialidad de las bolsas permitidas, y que dependamos de la interpretación de cada municipio. Esto afecta directamente los derechos de las y los consumidores al no ofrecer claridad en la información, dejando un vacío legal que promueve el greenwashing, lo que se ve acrecentado por la nula fiscalización que existe sobre este tema e impide la fiscalización ciudadana al no existir coherencia sobre lo que se debe cumplir”
Los encargados de fiscalizar el cumplimiento de esta ley son las municipalidades, quienes a través de los Juzgados de policía local pueden aplicar multas de hasta 5 UTM por cada bolsa entregada. No obstante, según una investigación realizada en Julio de este año por un grupo de estudiantes de periodismo de UC, de 41 municipios consultados, sólo 11 habían hecho fiscalizaciones por la entrega de bolsas plásticas en el comercio. Los municipios alegan que la falta de fiscalización obedece a diversos motivos, tales como escasez de personal, falta de presupuesto, desconocimiento de la materialidad de las bolsas, etc.
La falta de una normativa clara y una fiscalización adecuada, han generado que los municipios no apliquen las sanciones correspondiente por la entrega de bolsas plásticas en el comercio. Además, la ausencia de una resistencia mínima exigida para las bolsas ha propiciado el uso de bolsas de un solo uso, que tienen un impacto ambiental más significativo que las reutilizables.
Fue debido a esta ley que Unibag, la principal fábrica de bolsas reutilizables en Chile, se vio motivada a innovar y desarrolló en 2018 la primera bolsa reutilizable 100% de origen renovable, compostable a nivel industrial y, desde este año, fabricada con energía solar. “A raíz de los cambios que promovía la ley chao bolsas plásticas, desde Unibag tratamos de generar una propuesta de bolsa que estuviera acorde a la ley y que evitara la generación de residuos, por ello nos preocupamos de que nuestras bolsas sean resistentes, de excelente calidad y que cuenten con las certificaciones internacionales que acrediten el cumplimiento de los requisitos de la ley”, comenta Eliana Moreno, cofundadora de Unibag.
Regulación de la vida útil de las bolsas
La ley 21.100, a diferencia de la ley de plásticos de un solo uso, no regula el fin de vida de las bolsas. Es decir, la ley no exige que las bolsas puedan ser reciclables, biodegradables o compostables, sólo regula la materialidad. Hoy hay gran confusión en la población, ya que circulan bolsas compostables de un solo uso, principalmente en sobres de e-commerce y delivery de supermercados, y el hecho de que una bolsa sea compostable no garantiza que se cumpla con la ley.
En cuanto a la resistencia mínima que debe tener una bolsa de comercio, la ley 21.100 no ha regulado nada y esto ha permitido que las bolsas de un solo uso, tales como bolsas de papel o bolsas tipo camiseta sean hoy las que se usan mayormente, dado su bajo precio. Esto no contribuye a la reducción en la generación de residuos, a la disminución de emisiones de CO2 ni tampoco con el cambio de hábito que se espera en el consumidor. Se ha demostrado que las bolsas con menor impacto ambiental en términos de generación de CO2 a lo largo de su ciclo de vida son las bolsas reutilizables, fabricadas con materias primas renovables y compostables al final de su vida útil.
Según Matias Espinosa, Especialista de Economía Circular en la ONG Uno.Cinco “La eliminación de las bolsas plásticas ha brindado una oportunidad de introducir conceptos disruptivos en la legislación chilena, como la economía circular, y promover otros más conocidos, como la reutilización. La contaminación, incluidas bolsas plásticas, es una externalidad del mismo sistema operativo y modelo económico lineal que nos han llevado a alterar la estabilidad del clima. La transformación que estamos viviendo afecta todos los engranajes de este sistema, y es esperable que existan trabas, demoras y retrocesos, los cuales hay que abordar continuamente, porque el modelo económico está diseñado para ser barato, no sostenible. Y esa es la transición de fondo”.
Para mejorar la situación, se propone exigir que todas las bolsas cumplan un estándar mínimo de certificación y etiquetado, con la intervención de un organismo verificador para garantizar el cumplimiento de la ley.
“En este aniversario de la ley de bolsas, hacemos la invitación al uso responsable, siempre enfocándonos en reutilizar y no desechar, pues este último siempre necesitará más recursos. Reutilizando aportamos al cuidado de la salud planetaria, es decir, la tuya, la mía, la nuestra” comenta Tamara Ortega, Directora de proyectos, de Fundación Basura.