A la fecha se han realizado dos sesiones de la mesa de valorización energética, una de las 11 mesas del comité estratégico para la elaboración de la hoja de ruta hacia la economía circular en Chile.
Primero que todo habría que preguntarse ¿por qué hay una mesa de valorización energética dentro del comité estratégico para la hoja de ruta hacia la economía circular? La única respuesta que se me ocurre es porque hay intereses económicos que están intentando hacer caber la incineración de residuos dentro de las políticas de Chile relacionadas con energía y manejo de residuos, porque ambos ámbitos comerciales se vinculan, y no amigablemente con la economía circular.
Economía circular es un concepto que pretende repensar la economía evidenciando que la forma actual de producción masiva de bienes a nivel global no concuerda con la naturaleza finita del planeta y el carácter cíclico con el que funciona la vida. Las fuentes de las que provienen todos los productos que consumimos como humanidad globalizada tienen un límite de explotación, así como también tiene límite la capacidad del planeta de absorber los residuos de esa producción tanto en las etapas de extracción como en la manufactura y finalmente desecho posterior al consumo.
Como ha sucedido con muchos conceptos que han logrado adhesión ciudadana e institucional por el sentido que hacen en su esencia, la economía circular está siendo coartada por grupos económicos que están intentando tergiversarla o definirla solo dentro de un marco que pueda seguir siendo de su conveniencia.
Es así como hoy existe una mesa para dilucidar qué espacio tendrá la “Valorización energética de residuos” en la hoja de ruta hacia la economía circular. Valorización energética es un concepto que intenta maquillar la incineración de residuos tras una máscara más amigable para la ciudadanía que rechaza la incineración en todo el mundo. Tanto la incineración común y corriente como la más sofisticada (gasificación, arco de plasma, pirolisis, co-procesamiento o cualquiera de sus nuevas denominaciones) genera contaminantes tóxicos que van a la atmósfera, al agua, al suelo, a las plantas y animales silvestres y de crianza a través de las emisiones de gases y partículas por la chimenea pero también por el transporte y la disposición de las cenizas tóxicas del proceso, elevando los riesgos de morir de cáncer, malformaciones congénitas, nacimientos prematuros y un enorme etcétera de enfermedades y problemas a la salud de las personas que viven en las cercanías de estas instalaciones. La incineración con recuperación de energía o Waste to Energy o Valorización Energética de Residuos, genera cantidades ínfimas de energía comparada con la que se necesita para fabricar los materiales que se incineran o con la energía que se ahorra al reciclar el material. A pesar de las promesas de que se incinerará solo lo no reciclable ni compostable, no hay ningún incinerador de residuos domésticos en el mundo que no queme materiales reciclables y es más, compiten por ellos con los recicladores de base o con programas municipales de reducción de la generación de residuos. Los incineradores producen más CO2 y son más caros que las termoeléctricas a carbón. Debido a su alto costo, los incineradores deben establecer acuerdos que les garanticen por décadas funcionar a tope de su capacidad, requiriendo un flujo permanente de residuos, convirtiéndose en un incentivo perverso que promueve la generación de residuos o al menos no desincentiva su generación, porque si se acaban los residuos ¿con qué van a funcionar los incineradores? ¿No es eso completamente opuesto a la economía circular?
Gracias a la lucha y vigilancia permanente de organizaciones ciudadanas como la Fundación Basura y el Movimiento de Recicladores de Chile, existe participación activa de organizaciones de la sociedad civil en esta mesa: la Red de Acción por los Derechos Ambientales RADA y la Red de Biodigestores para América Latina y El Caribe.
Cabe preguntase qué sentido tiene una mesa de valorización energética donde los intereses económicos están sobre-representados con personeros de la industria del reciclaje que están considerando entrar al negocio de la incineración, de la pirolisis para la mega minería (incineración de residuos sin oxígeno), co-procesamiento para la industria del cemento (incineración de residuos en cementeras con incorporación de las cenizas tóxicas al cemento), con los intereses ciudadanos sub-representados con tres organizaciones ciudadanas, y con los intereses públicos dis-representados por tres ministerios (Ambiente, Salud y Energía) uno de ellos completamente alineado con las industrias incineradoras ¡usted adivine cuál! Y la guinda de la torta, es la participación de la única municipalidad de Chile que tiene un contrato firmado para la instalación de un incinerador (Temuco).
Existe además en esta mesa una regla donde quienes participamos no podemos citar con nombres ni procedencias las opiniones vertidas, lo que resulta casi absurdo cuando hablamos de políticas públicas y representaciones de ministerios y gremios en una mesa que decidirá la hoja de ruta de Chile hacia la economía circular.
Pero allí estamos. Se ha peleado el espacio y se está ocupando, con todas las desigualdades de poder que en él existen. Si no logramos en esta mesa que se decida que la incineración de residuos no tiene cabida en una economía circular porque alimenta la economía lineal al destruir los materiales y generar nueva demanda para más producción, porque genera emisiones tóxicas que dañan el ambiente y por ende la salud de las personas, porque emite más gases de efecto invernadero que las termoeléctricas a carbón, porque pone en riesgo el trabajo de las miles de recicladoras y recicladores de base de Chile, si con todos los abrumadores argumentos en contra de la incineración no logramos que quede fuera de la hoja de ruta de la economía circular, al menos podremos dar testimonio de cómo se tomaron las decisiones, de quién estuvo a favor y quien estuvo en contra de una verdadera economía circular, y podremos denunciarlo públicamente.
Escrito por: Alejandra Parra Muñoz, Master en Planificación, Bióloga en Gestión de Recursos Naturales, Red de Acción por los Derechos Ambientales RADA.