Alejandra Parra Muñoz, Master en Planificación, Bióloga en Gestión de Recursos Naturales, Red de Acción por los Derechos Ambientales RADA.
El Ministerio del Medio Ambiente de Chile se encuentra redactando una Hoja de Ruta hacia la Economía Circular, un documento que pretende encaminar políticas públicas en el país para avanzar hacia una economía que funcione con una materialidad cíclica, al contrario de como funciona la economía actualmente, de una manera lineal, como si nuestros bienes naturales comunes fueran infinitos y como si la capacidad del planeta de absorber los residuos industriales y domésticos no tuviera límites.
Desde a Alianza Basura Cero Chile, nos hemos involucrado en este proceso como parte del trabajo de incidencia en políticas públicas que venimos desarrollando desde hace varios años. Es así como dos organizaciones de la Alianza (la Fundación Basura y el Movimiento Nacional de Recicladores de Chile) forman parte del Comité Estratégico de la hoja de ruta hacia la EC, y otras varias formamos parte de distintas mesas que alimentarían con sus conclusiones la redacción de la hoja de ruta.
Dado el trabajo que hemos desarrollado desde la Red de Acción por los Derechos Ambientales luchando contra el único proyecto de incineración de residuos sólidos domésticos que ha ingresado a evaluación ambiental en Chile (todavía en evaluación), me incorporé a la mesa de Valorización Energética, no sin la sospecha de que se trataba de un proceso ya zanjado en favor de la industria de la incineración. Junto con la Red de Biodigestores para América Latina y el Caribe, y al Movimiento Nacional de Recicladores, luchamos por varios meses cara a cara con la industria del cemento (que en sus hornos pretende sustituir combustibles fósiles por basura), la minería (que pretende pintarse de verde quemando los neumáticos de sus camiones), académicos e instituciones públicas ambivalentes (Ministerios de energía, medio ambiente y salud) para que la incineración de residuos quedara fuera de la hoja de ruta hacia la economía circular.
Estábamos en desigualdad de condiciones con la industria pero ¡lo logramos! Los argumentos fueron tan elocuentes que por consenso la mesa de valorización energética (o mesa de incineración para decirlo más claramente) decidió recomendar que los sistemas “Waste to Energy” (de residuos a energía) o la incineración en cualquiera de sus formas, no se incorpore dentro de las opciones para el manejo de residuos en la hoja de ruta. Fue un triunfo ciudadano, así lo sentimos, porque invertimos tiempo, energía y corazón en lograrlo.
Lamentablemente hace unas semanas nos enteramos de que el Comité Estratégico (compuesto por grandes gremios corporativos, varios ministerios y unas pocas organizaciones ciudadanas) está pensando no incorporar esta recomendación de la mesa de valorización energética a la hoja de ruta hacia la economía circular. ¿Por qué? “¡No se puede cerrar las puertas a una tecnología!” El argumento carece de todo valor ya que la recomendación no prohíbe la incineración en Chile (cosa muy deseable por parte de la Alianza Basura Cero Chile), solo la deja fuera de la hoja de ruta, porque simplemente la incineración no aporta a una economía circular, sino que todo lo contrario, la daña.
Economía circular es un concepto que pretende repensar la economía evidenciando que la forma actual de producción masiva de bienes a nivel global no concuerda con la naturaleza finita del planeta y el carácter cíclico con el que funciona la vida. Las fuentes de las que provienen todos los productos que consumimos como humanidad globalizada tienen un límite de explotación, así como también tiene límite la capacidad del planeta de absorber los residuos de esa producción tanto en las etapas de extracción como en la manufactura y finalmente desecho posterior al consumo.
Valorización energética es un concepto que intenta maquillar la incineración de residuos tras una máscara más amigable para la ciudadanía que rechaza la incineración en todo el mundo. Tanto la incineración común y corriente como la más sofisticada (gasificación, arco de plasma, pirolisis, co-procesamiento o cualquiera de sus nuevas denominaciones) genera contaminantes tóxicos que van a la atmósfera, al agua, al suelo, a las plantas y animales silvestres y de crianza a través de las emisiones de gases y partículas por la chimenea pero también por el transporte y la disposición de las cenizas tóxicas del proceso, elevando los riesgos de morir de cáncer, malformaciones congénitas, nacimientos prematuros y un enorme etcétera de enfermedades y problemas a la salud de las personas que viven en las cercanías de estas instalaciones.
Nos parece una enorme falta de respeto que se omita activamente una recomendación que tanto esfuerzo nos costó lograr, donde las representantes de las organizaciones ciudadanas no recibimos ningún incentivo a cambio de las horas y horas invertidas, más que la esperanza de aportar a la definición de las políticas públicas que necesitamos para enfrentar los desafíos ambientales del presente. A nosotr@s no nos pagaron por estar ahí, a diferencia de l@s representantes de los ministerios y empresas, nuestra paga es la incidencia ciudadana en las políticas públicas, nuestra paga es la implementación de medidas para sanar el planeta, nuestra paga es un futuro con esperanza para las generaciones venideras.
Publicamos esta columna para denunciar este atropello, pero fundamentalmente para que se enmiende el camino, y no partamos ya errando en la ruta hacia la economía circular. Exigimos que la incineración de residuos quede explícitamente fuera de la hoja de ruta, para que no cometamos los mismos errores que se cometieron hace décadas en Europa, donde muchos países están atrapados en la dinámica de comprar-botar-quemar porque ahora dependen del calor que producen sus incineradores. En Chile podemos hacerlo mejor si se escucha a la ciudadanía, que tiene experticia, conocimiento, experiencia, pasión y convicciones de sobra.