En Estados Unidos, el recurso vital más básico de la humanidad y de la naturaleza, comenzó a valorarse en los “mercados de futuro”.
El4 de abril se comenzó a cotizar el agua en los mercados de futuro de Wall Street, la Bolsa de Nueva York, lo que provocó conmoción y preocupación alrededor del mundo. Esto se percibió como una muestra más de que es un recurso cada vez más escaso. Los mercados del futuro son una facción de Wall Street que tasa recursos escasos tales como el petróleo y, para el caso del agua se fijará a partir de los crierios de Nasdaq Veles California Water (NQH2O).
La Crisis Climática tiene en el agua uno de sus elementos de mayor preocupación. Las migraciones climáticas que ya están ocurriendo en el norte de África han sido por falta de agua.
Reacciones desde Chile
Las organizaciones sociales y ecologistas chilenas reaccionaron con preocupación. Matías Asún, director de Greenpeace Chile, consignó ante Radio Bío-Bío que “lo que está pasando en Wall Street tiene su peor cara en Chile, donde hay personas que ni siquiera pueden acceder al agua”. Además, el líder ecologista señaló “cuando se produce una competencia por un bien común como el agua, más aún agravada por la crisis climática, evidentemente se encarecerá el cuidado de estos ecosistemas e incluso el suministro que, como derecho humano, es responsabilidad de la mayoría de los estados”.
En la mayoría de los medios de comunicación se destacó que esta medida puede implicar una mejor gestión del recurso hídrico. Sin embargo, es una alerta más de que la crisis climática no es lejana, sino que ya está aquí.
Desde Fundación Basura nos hemos adentrado en esta temática, colaboramos con Greenpeace Chile. En agosto del presente año pudimos conversar con Matías Asún quien nos explicó que en Chile el problema del acceso del agua también tiene una arista constitucional pues nuestra carta fundamental consagra el agua como un bien de consumo.
El agua en nuestra próxima carta fundamental deberá ser considerada como un derecho humano. De esta manera, dejaríamos de concebirla como bien de consumo. Esto sería muy significativo en un país como Chile, uno de los únicos países que ha privatizado sus aguas.