Por Erika Cid
Popular se ha vuelto hoy en día, ver en diversos programas de la televisión o noticiarios, reportajes sobre cambio climático, ¿pero es realmente un tema que deba ser tratado como uno más, en un medio tan superficial como el de la televisión?
Muchos son los casos de impacto que hemos visto desde hace muchos años, como por ejemplo osos polares muriendo y sin poder invernar, incendios que terminan con la fauna existente, erupciones volcánicas descontroladas, escasez de algunos alimentos y agua, movimientos sociales organizados para hacer valer sus derechos y, que hoy a casi dos años de una emergencia sanitaria extrema, como es vivir una pandemia, es que la población mundial lentamente le ha tomado el peso a lo que significa la destrucción de nuestro planeta y, como sociedad nos podemos organizar para lograr acciones que nos lleven a cuidar y proteger lo que tenemos y somos.
No hace mucho tiempo, vimos como distintas ciudades del mundo volvían a ser tomadas por los animales, libres, felices y disfrutando lo que como humanos les quitamos y destruimos a diario sin conciencia. Sin embargo, nuevamente eso se vio opacado por la constante contaminación que ha ido dejando día a día esta pandemia. Sin ir más lejos el caso de las mascarillas que se toman algunas playas y la cantidad desmedida de envases desechables de comida y delivery. Es justo en medio de esta situación que se desencadenan algunos trastornos psicológicos que no veíamos y que hoy en día cobran fuerza ante la crisis climática que existe y que cada vez resulta ser más evidente para quienes no querían ver. El principal trastorno es el denominado Eco ansiedad y nuestro dolor por el mundo.
American Psychology Association (APA) describe la eco ansiedad como “el temor crónico a sufrir un cataclismo ambiental que se produce al observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático y la preocupación asociada por el futuro de uno mismo y de las próximas generaciones”.
La publicación de Joanna Macy & Molly Young Brown, titulado “Nuestra vida como Gaia: Prácticas para Reconectar nuestros Seres, nuestro Mundo”, 2019, nos hace conectar con la importancia de un pensamiento eco psicológico, y nos invita en la práctica a expandir su enfoque más allá del entorno interno, a explorar y fomentar un desarrollo comunitario, a entrar en contacto con la tierra, la región y con la identidad ecológica… Nos invita a escuchar a la Tierra, a hablarnos a través de nuestro dolor y angustia y, a oírnos como si estuviéramos escuchando un mensaje del universo.
Tal como lo manifiesta, hoy en día llegan un sin número de señales que nos agobian el día a día como: hambrunas, desastres políticos, contaminantes, el desempleo y otros, que nos causan tristeza y miedo. Los noticieros y la vida misma se encargan de hacernos saber de ello. Nuestros sentimientos ya no pueden ser comparados a como los sentíamos antes, ese miedo ya no es el mismo y los niveles superan lo que conocíamos.
En este mismo libro, se habla también sobre otro sentimiento que surge a partir de esta eco ansiedad la compasión por la aflicción para con todos los que somos parte de este sistema, de ahí que lo podemos definir como el Dolor del Mundo.
Finalmente, el cúmulo de sentimientos que surgen a partir de lo que estamos viviendo como planeta, nos lleva al sufrimiento y la ansiedad de ver cómo todo se destruye sin detenerse. Ser parte de este mundo y al estar íntegramente conectados, nos hace partícipes de este dolor, pero jamás podríamos estar completamente aislados como para no ver y sentir lo que en él sucede. Del mismo modo, este dolor tiene un propósito al ser una señal preventiva que genera una acción de recuperación.
Existen factores que reprimen nuestro coraje y creatividad por ayudar a la vida en la tierra, estos pueden ser Psicológicos, Sociales y Económicos, que provocan desesperanza y que no se solucionan con un medicamento recetado por un especialista de la salud.
La economía mundial y empresarial provoca que se incremente la presión sobre individuos y comunidades para absorber territorios y conjunto a ello eliminar los bienes naturales y de ecosistemas que muchas veces existen, lo que incrementa una eco ansiedad, volviéndose una tarea difícil poder evitar que los grandes empresarios terminen con el hogar de muchos.
Muchos defensores del medio ambiente, cargan con sentimientos de frustración y constante batalla para intentar despertar el interés de las personas que habitan el planeta.
A pesar de lo que visualizamos como futuro planetario, aún podemos actuar para asegurar un mundo en el que se pueda vivir. Hoy en día una sociedad sustentable es aquella que satisface sus necesidades sin poner en juego las de generaciones futuras. Nuestro futuro común: Informe de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (Informe Brundtland), 1987.
¿Cuáles serían las posibles soluciones que nos plantea Joanna Macy & Molly Young Brown?
· Campañas a favor de leyes que mitiguen los efectos de la contaminación
· Promover la regulación e implementación de normas ambientales y sociales
· Cabildos en contra de acuerdos comerciales internacionales que ponen en peligro los ecosistemas
· Denunciar las prácticas ilegales e inmorales de las corporaciones
· Boicotear las empresas que ponen en peligro los sistemas vivos o explotan trabajadores
· Bloquear y velar lugares de destrucción ecológica
Lo que necesitamos ahora es comunicar y visibilizar las soluciones, lo que se está haciendo y lo que falta por hacer.
A continuación te dejo algunas frases adaptadas del libro, que nos motivan a no perder la esperanza y seguir luchando por el planeta que habitamos.
“Asegúrate de no olvidar que nuestras acciones individuales pueden tener un impacto positivo en el planeta”
«Soy optimista. Vivimos en una época en que los individuos tienen más poder que nunca en la historia. Mira tú esfera de influencia, a tu empleador, tu familia, tus conocidos. No tienes por qué convencerlos a todos, pero si logras convencer al 25%, una idea pasa de ser marginal a significativa».
«Primero, piensa en el cambio climático cuando decidas qué comes, cómo viajas y qué compras. Segundo, habla del cambio climático con tus amigos, tu familia y tus colegas».