La crisis climática provocada por el calentamiento global se ha vuelto un problema de preocupación mundial, un fenómeno cuyos efectos se han visibilizado cada vez con mayor intensidad y que ha motivado el surgimiento de múltiples organizaciones e iniciativas que buscan afrontarlo. Es así que desde el ámbito de la producción y el consumo se ha puesto énfasis en el desarrollo sostenible, al punto que hoy para muchos consumidores la presencia del “sello verde” al momento de comprar es una exigencia.
Esta cualidad ha sido recogida como una propuesta de valor desde el marketing y la publicidad, que han visto en este interés una oportunidad de promocionar productos y empresas, aunque estas no necesariamente cumplan con su oferta «ecológica» o «sustentable». Esta práctica es lo que se conoce como «greenwashing» o “limpieza de imagen verde”, que para Eugenia Gayó, investigadora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2) y académica de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U. de Chile, no solo evidencia un daño al consumidor, sino que también a quienes realmente buscan mejorar el impacto ambiental de sus productos. “Constituye una competencia desleal para aquellas empresas que genuinamente implementan acciones para abordar los problemas ambientales existentes en los territorios”, destaca.
«El greenwashing perjudica la toma de decisiones, genera información confusa y, además, miente sobre el impacto de un producto o servicio en su destino final. Lo hacen ver como que vuelve a la naturaleza”
Profesora Reinalina Chavarri.
Rodrigo Gallardo
Prensa Uchile