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Cómo avanzar hacia el residuo cero en medio de la vorágine de la moda efímera

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Este año el Día Internacional de Residuos Cero busca avanzar hacia el residuo cero en la moda, algo utópico si pensamos en el nivel de sobreproducción que existe actualmente.

El modelo de fast fashion que nos hizo levantar todas las red flags contra la industria de la moda con sus 52 colecciones al año, resulta inofensivo si pensamos en el impacto que provoca la moda efímera con su hiper fast fashion. Marcas como Shein, ponen a disposición del mercado 8.000 nuevos modelos de ropa al día.

Basado en un sistema de obsolescencia que ya no sólo pasa por la mala calidad de sus productos, diseñados para deformarse, desteñirse y descoser, conocida como obsolescencia programada, sino que se suma la obsolescencia percibida, aprovechando todas las plataformas y a quienes las usan para despertar la necesidades de tener lo último que lanza el mercado, ¡8.000 diseños a diario!. Multiplíquenlo por todas las marcas que usan este modelo, ¡es una locura!. Pero una de la que somos parte comprando, compartiendo y poniendo me gusta en cada haul, haciendo que se viralice.

En este contexto, hablar de economía circular pareciera ser una ilusión. El modelo de la economía lineal, en el que se basa nuestro sistema de consumo y producción actual está diseñado para acortar cada vez más los ciclos de vida de los productos, no por nada se le conoce como “comprar y tirar”, porque incluso el “usar” en muchos casos ya no aplica, ya que las personas compran tanto que no alcanzan a usar todo lo que tienen antes que pase de moda, sin mencionar que el 40 % de la ropa fabricada nunca se vende ni se usa y evidentemente, no desaparece.

Entonces, ¿Qué podemos hacer?, ¡hackear el sistema con estrategias circulares! Para eso debemos aprender a comprar, ya que como vimos, la ropa no está hecha para durar así que toca transformarse en todo un hacker y aprender cómo identificar los mejores materiales, prendas atemporales, con diseño circular y por sobre todo, crear un estilo propio que no se vea amenazado por las tendencias. Consumir menos y mejor debería ser el mantra.

Aprender a reparar nuestra ropa, a customizarla para hacerla única y agarrarle cariño, y así no querer deshacerte de ella. Descubrir tesoros en los mercados de segunda mano, eso sí, prefiere comprar ropa usada local, no ropa importada, no te olvides de toda esa ropa tirada en el desierto, es fruto de un nuevo modelo de negocio que tiene las mismas malas prácticas pero se esconde tras un modelo “sostenible”. 

En Chile pasamos de comprar 13 prendas en promedio en 2015, a 50 en el 2020 (ICEX, 2021) y seguro que al 2025 ya son muchas más. Imagina la cantidad de residuos textiles que generamos a nivel interno. En vez de que estén guardados en el closet esperando alguna catástrofe para donarlas y que después se transforman en una problema sanitario, organiza intercambios con tu comunidad, véndelos en alguna plataforma de segunda mano, déjalos en algún perchero solidario, recíclalos o mejor, entrégalos a algún emprendimiento para que las reutilice.

Y si quieres comprar, prefiere el upcycling, para mi es lejos la mejor forma de hackear el sistema, usar lo que el fast fashion desecha para crear diseños únicos, con sus mejores materiales y que no responden a las tendencias.

Carola Moya, CEO de STGO SLOW.