La cremación y el entierro solían ser las únicas alternativas para sepultar cuerpos humanos. Sin embargo, en la última década ha surgido una alternativa para los servicios fúnebres que no implica daño ambiental, la reducción orgánica natural.
Por: Javiera Castro
Además de los costos económicos que conllevan las formas tradicionales de sepultura, como son el sepelio y la incineración, los daños ambientales que producen también son considerables. Ejemplo de ello es la cremación, ya que se estima que cada una de estas prácticas produce un promedio de 242,4 kilos de dióxido de carbono.
En el año 2014, la estadounidense Katrina Spade, escribió una tésis llamada «A Place for the Urban Dead» («Un lugar para los muertos urbanos»), en ella presentaba una tercera forma de disposición de restos humanos, esto mediante un proceso no contaminante para el medio ambiente. Spade proponía una reducción orgánica natural, es decir, convertir cadáveres humanos en abono. La idea de Spade surgió tras recordar que, en los campos, los granjeros suelen comportar los cadáveres del ganado. Entonces, «Si puedes compostar una vaca, probablemente puedas compostar un humano», pensó. The Urban Death Project se transformó en un proyecto, en el que se estudió la idea y se hizo viable. En 2017, Katrina Spade formó la empresa “Recompose”, una funeraria especializada en compostaje humano. Sin embargo, debió esperar hasta 2020 para comenzar su funcionamiento.
El proceso mediante el que Recompose descompone los cuerpos es: Al llegar a las instalaciones de Recompose, el cuerpo es colocado en un cilindro de acero, a 55°C, que cuenta con una estructura central de tres pisos, la que funciona como un gran compostador.
El cadáver es acompañado de alfalfa, astillas de madera y paja, ingredientes biodegradables que atraen microbios y ayudan a acelerar la descomposición. Luego de 30 días, los restos están descompuestos por completo, incluidos huesos y dientes.
Al pasar 6 semanas, el abono está listo para ser retirado, ya convertido en un fertilizante rico en nutrientes. Actualmente, el valor de este servicio fúnebre es de $7.000 dólares, pese a su elevado costo, hasta junio de 2021, la empresa, con sede en la ciudad de Seattle, había iniciado el proceso de compostaje de más de 50 cuerpos, de los cuales 25 ya habían sido convertidos completamente a tierra.
Hasta ahora, solo el estado de Washington, en Estados Unidos, ha legalizado la reducción orgánica natural, mientras que en el resto del mundo aún es una práctica algo desconocida y, por ende, impopular.
Los “entierros ecológicos” aún generan reparos éticos, hay quienes discuten la manera en la que se dispone de los restos humanos. Mientras que para la fundadora de Recompose, Spade, solo «te reincorporas al ciclo natural».
¿Y tú qué opinas?, ¿Optarías por esta nueva forma de sepultura?.