La nueva ciclovía en Santiago Centro representa un hito en la movilidad urbana, que se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y marca el comienzo de una red ciclista más amplia de la Región Metropolitana.
El reciente anuncio de la construcción de 8 kilómetros (km.) de ciclovía en la ciudad de Santiago es un hito para el desarrollo urbano sostenible de la ciudad. Ello, porque este proyecto no solo representa una mejora en la infraestructura de transporte, sino que también se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, que buscan hacer que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.
Esta iniciativa se enmarca dentro de un contexto más amplio: el Plan Maestro de Ciclovías para Santiago, promovido por el Gobierno Regional, que cuenta con una inversión de más de $8.900 millones, estableciendo precedentes en la planificación para una movilidad sustentable a largo plazo.
El segundo objetivo de los ODS es ofrecer acceso a sistemas de transporte seguros, asequibles y sostenibles. La construcción de ciclovías es clave para esta meta, ya que promueve el transporte activo, reduce la congestión vehicular y mejora la calidad del aire, además de fomentar la actividad física y contribuir a la salud pública.
Así, el proyecto “Nueva Alameda” –liderado por el Ministerio del Interior en conjunto con el Gobierno Regional y el apoyo de las municipalidades de Lo Prado, Estación Central y Santiago– contempla mejoras en espacios públicos claves como el Nudo Pajaritos con el Parque Santiago Bueras, la estación de metro Los Héroes y la Plaza Italia. Con un presupuesto de $115.000 millones, financiado en un 85 % por el Gobierno de Chile, 13% por el Gobierno Regional y 2% por los municipios participantes.
Rodrigo Mora, académico de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile e investigador del Centro para el Desarrollo Sustentable (CEDEUS), comenta que “aunque las estimaciones de impacto en movilidad y calidad del aire son modestas, se espera que la nueva ciclovía pueda descomprimir significativamente el tráfico vehicular, especialmente en la congestionada Alameda. Esto se debe a que muchas personas podrían optar por la bicicleta en lugar de los autos o el transporte público. Sin embargo, el impacto en la calidad del aire no se prevé significativo a corto plazo”.
Santiago enfrenta varios desafíos en la implementación y mantenimiento de infraestructuras para bicicletas. “Un problema clave es la fragmentación de la red ciclovial, ya que el financiamiento y la gestión de las ciclovías son comunales. Esto genera diferencias abruptas en los estándares y en la continuidad de las ciclovías entre comunas. Para resolver esto, es necesario establecer estándares coherentes y crear ciclovías intercomunales, especialmente hacia el sur y poniente de la capital, donde la infraestructura es más deficiente”, afirma Mora.
Respecto a la calidad de las ciclovías y para asegurar que sean inclusivas y accesibles, según Mora “es crucial que estén segregadas del tráfico motorizado y que las intersecciones sean seguras”. Además, “el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones (MTT) ha mejorado los estándares y la legislación de convivencia vial para facilitar la aprobación y construcción de ciclovías”. Igualmente, enfatiza sobre la necesidad de tener una segregación física, no solo con pintura, para garantizar la seguridad de los ciclistas.
A nivel latinoamericano, ciudades como Buenos Aires, Bogotá y Ciudad de México han implementado exitosamente ciclovías y programas de transporte sostenible, ¿qué nos diferencia? Mora explica que en ellas “existen agencias de movilidad a nivel de toda la ciudad, lo que facilita la planificación y ejecución de redes cicloviales coherentes. En contraste con Santiago que carece de una autoridad metropolitana centralizada, ya que la ciudad está dividida en 34 comunas. La creación de una figura intercomunal encargada de la movilidad podría mejorar la coordinación y efectividad de la infraestructura ciclovial”.
Mora afirma que, en la Región Metropolitana, “esta figura ha sido asumida, en parte, por el Gobernador Regional, quien está creando una red ciclovial con recursos propios, algo que no sucede en otras áreas metropolitanas como Concepción o Valparaíso”.
Fuera de la capital, también hay un plan para construir ciclovías interurbanas, con una etapa inicial de 43 nuevos km., repartidos entre las regiones de O’Higgins, Coquimbo, Valparaíso y Ñuble. Estas áreas, de alto interés para visitantes, verán mejoras significativas en la conectividad gracias a estos proyectos. Según el MTT, ellos son parte de los 2.056 km. contemplados por el Gobierno, con 316 ya ejecutados, 600 en etapa de ejecución y 1.140 en etapa de diseño.
Además de los beneficios en movilidad, las ciclovías contribuyen a la reducción de residuos y la contaminación al fomentar menos uso del automóvil y la creación de más espacios verdes, apoyando así a la salud planetaria. Esta infraestructura será clave para quienes utilizan sus bicicletas para movilizarse y trabajar, tal como lo hace Ecoliga, emprendimiento miembro de nuestra Red dedicado al transporte de productos.
Pamela Bravo – Colaboradora de Fundación Basura.