Por Tamara Ortega, Bióloga Marina
Hace poco me encontraba escuchando una charla sobre crisis climática, y apareció una frase que me quedó dando vueltas “el aumento de diversas enfermedades, producto de la crisis climática”. Habitualmente tenemos la costumbre de escuchar sobre la degradación de hábitats, pérdida de la biodiversidad, aumento del nivel del mar, entre otros efectos. Pero no es tan común plantearnos cómo afectará la crisis climática en el corto plazo en la salud humana. Tendemos a tener una visión del ser humano externa de las problemáticas medioambientales, pero es imposible vernos como entes externos, cuando somos parte de este gran engranaje llamado planeta tierra.
Al buscar más información, los datos resultaron ser bastante alarmantes y similares a todas las predicciones asociadas a la crisis climática. Según un manifiesto de la OMS en el año 2018, se estima que entre los años 2030 y 2050, los efectos del cambio climático causarán alrededor de 250.000 muertes adicionales cada año. Si empezamos a desmenuzar ahora esta cifra, de donde provienen las 250.000 muertes, nos encontramos con que algunos efectos directos de la crisis climática como las sequías, las olas de calor, las inundaciones, en conjunto con otros efectos considerados indirectos como la calidad del agua, la contaminación del aire, el cambio en el uso de suelo, la pérdida de biodiversidad, convergen en un punto en común en que generan grandes impactos negativos a la salud humana. Y acá podemos enlistar una amplia variedad de enfermedades, desde salud mental (como ansiedad y depresión), enfermedades cardiovasculares, infecciosas, desnutrición, etc (Palmeiro-Silva et al., 2020).
Además, como si la situación no fuera alarmante por sí sola, las personas cuya salud se verán más afectadas producto de la crisis climática, son las personas que finalmente menos contribuyen a esta misma causa, que son las personas provenientes de países subdesarrollados con menores ingresos, aumentando así los niveles de desigualdad ya existentes.
Al plantearnos cómo poder hacernos cargo de esta situación, cuesta dimensionar cómo nuestras acciones individuales contribuyen a paliar esta gran crisis climática, y como eso finalmente tendrá un efecto posterior en nuestra propia salud, sin embargo, somos actores con un rol relevante en la sociedad.
Como primera medida, se propone tomar consciencia de la problemática con el fin de hacerla visible hacia nuestras comunidades.
Como segunda medida, a la hora de elegir a nuestros representantes públicos, prioricemos personas que tengan en su agenda de forma priorizada, hacerse cargo de la crisis climática a través de distintas políticas públicas. Además, debemos como individuos tomar acciones de mitigación y adaptación al cambio climático, que no tendrán un efecto directo e inmediato, pero sí estaremos contribuyendo poco a poco, para que finalmente, logremos la acción más importante que podemos generar, impactar a más personas a través de la educación y la visibilización de la crisis climática, para que así algún día todos y todas actuemos en busca de un equilibrio con el medioambiente del cual también somos parte.