“¡Sí!, queda perfectamente aceptado que el calor aumenta cerca de un grado por setenta pies de profundidad bajo la superficie del Globo; por tanto, admitiendo esta proporción constante y siendo el radio terrestre de mil quinientas leguas, existe en el centro una temperatura de dos millones de grados[…]. Creo conveniente preguntas si es posible penetrar semejante lugar”. Así advertía Axel al profesor Lidenbrock en la obra de Julio Verne, los riegos de viajar al centro de la tierra. Afortunadamente para el profesor, el mundo de ficción puede hacer oídos sordos a la ciencia para el desarrollo de la historia, en nuestro caso, es totalmente al revés.
Desde la década del 90, el IPCC nos ha señalado los efectos que se siguen de la actividad humana entorno al cambio climático. Así también, ha señalado cuales son los riegos y consecuencias de seguir funcionando tal como lo hemos seguido haciendo y el escenario a partir del año 2030. A partir de la poca urgencia que ha visto por parte de los gobiernos y el sector privado, la sociedad civil se ha organizado para mitigar estos impactos y generar conciencia sobre este tema.
Así, una de las iniciativas más destacas es la “Hora del Planeta”, impulsada por la WWF, que nace en Sidney el 31 de marzo del 2007, con una idea sencilla pero de alto impacto, esto es, que durante una hora no se utilice energía eléctrica. Una pequeña acción, que poco más de 10 años, se han sumado 188 países y más de 200 empresas y organizaciones de personas, significando un descanso para el planeta.
La hora del planeta nos recuerda acción colectiva es una herramienta poderosa, son nuestras pequeñas acciones las que pueden generar grandes cambios. Hoy, en donde requerimos respuestas más rápidas o incluso inmediatas, es fácil volverse escéptico y no cambiar nada en nuestro comportamiento hasta que no hayan cambios profundos. Ciertamente, hay algo de razón en aquello, pero también una cuota de indiferencia. Todos tenemos un rol que jugar y solo con el tiempo sabremos si hemos lo suficiente.
Si solo con una hora en el año que le dediquemos al planeta podemos inspirar a otros ¿qué podríamos hacer con una hora al mes, a la semana o al día? Estamos en un momento en que urge generar cambios, y estar tan cerca del punto sin retorno nos ha hecho encontrarnos con personas que los están impulsando. Aprovechemos esta hora del planeta para pensar qué podemos hacer, qué nos inspira y a qué nos podemos comprometer. Podemos hacer que esta historia termine bien si sabemos a quienes escuchar.
Por Felipe Valenzuela, colaborador de Fundación Basura.