El día 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, instancia promovida a nivel mundial para generar conciencia sobre el cambio climático, y hoy quisimos abordar uno de los mayores contaminantes del planeta: el plástico. Este material ha conquistado casi todos los rincones del planeta, encontrándose como parte de nuestro paisaje y entorno. Esto sin duda no es novedad pero, ¿cómo un material artificial se volvió tan común en nuestros ecosistemas? ¿Cómo el ser humano forjó esta relación entre medio ambiente y plástico? A continuación te entregamos algunos antecedentes y reflexiones para dar contexto a estas interrogantes:
El origen del plástico difiere en cuanto a la composición del mismo, registrando el uso del caucho natural por antiguas culturas mesoamericanas hace 3500 años, pero su desarrollo sintético se remonta a finales del siglo XIX en forma de plástico celuloide. Su desarrollo fue de alto interés dada su versatilidad, flexibilidad, durabilidad, resistencia y ligereza, y ya para mediados del siglo XX, con la aparición de los plásticos modernos (polipropileno (PP), poliestireno (PS), polietileno (PE) y poliamida (PA)) éstos eran utilizados para la fabricación de una amplia gama de productos, especialmente aquellos de uso diario como envases, bolsas, juguetes, muebles, dispositivos electrónicos, entre otros. A pesar de las bondades del plástico, en pocos años se comenzó a evidenciar los problemas de extensivo uso, dado que son materiales altamente resistentes a la degradación y pueden persistir en el medio ambiente durante décadas o incluso siglos. Lo anterior derivó en la gran problemática que persiste hasta la actualidad: el manejo residual del plástico y sus derivados.
Este panorama es de escala mundial, y Chile no se queda atrás. Se estima que en el país se consumen aproximadamente 990.000 toneladas de plástico al año, liderando el ranking de consumo en Latinoamérica, y dentro de los 100 más consumidores del mundo, cantidad de la cual se recicla tan solo el 8,5%. Además de un necesario aumento del porcentaje de plástico revalorizado, expertos señalan que debemos buscar alternativas de materiales biodegradables, y evitar los plásticos de un solo uso.
Desde un punto de vista cultural, el plástico y su uso se ha vinculado a la idea de lo sintético, en el sentido de lo falso, y el concepto de desechable. Aunque no podemos negar los grandes beneficios que trae materialmente el plástico, hoy en día nos encontramos rodeados de él, llegando incluso al desarrollo de plantas de plástico, con un sentido puramente estético.
Podríamos hacer el ejercicio de observar y ver cuánto plástico tiene nuestro entorno, desde la construcción de nuestras casas a los envoltorios de productos y alimentos, hasta en la ropa o incluso en plantas plásticas para decorar para preguntarnos si acaso estamos transformando la naturaleza en un hábitat de plástico y si esto es lo que queremos, porque tal vez sí, pues el plástico es moldeable lo que nos permitiría inventar paisajes a semejanza, y además es resistente y duradero, pero entonces el tema es por qué usamos el plástico como un material desechable por defecto. La invitación es dar un giro radical en los patrones de producción y consumo de plástico y su consiguiente producción de desechos, de los cuales hoy ya es inevitable su ingesta a través de la alimentación, de microplásticos.
Por: Daniel Maluenda y Violeta Henríquez