Por Andrea Figueroa / Ingeniera de Sistemas / Consultora SAP
¿Qué pensarías si te dijera que nuestros gustos pueden impactar en los productos que hoy día ofrecen las empresas? ¿O que ese impacto ya se está concretando porque las empresas están escuchando?
De acuerdo a un reciente estudio realizado por la consultora Global Accenture, el 50% de las personas indicó que la pandemia implicó repensar sus propósitos personales y re-evaluar lo que es importante en la vida. Y es que ciertamente el mundo no es el mismo de hace 2 años y las situaciones extremas que vivimos nos expusieron a contextos inimaginados. En ese descubrimiento, muchas personas (me incluyo), comenzaron a profundizar ante situaciones y posibilidades que antes, por desconocimiento, distracciones, falta de interés o tiempo, no habíamos atendido. Hoy -según este estudio- aspectos como “la salud y seguridad, servicio y cuidado personal y el origen de los productos” que se consumen, adquiere ahora más relevancia al momento de comprar, “creando nuevas oportunidades de mercado, retando a las empresas para que replanteen sus estrategias e incorporen nuevos estándares que puedan satisfacer y/o superar esas expectativas”.
Y te preguntarás: ¿cómo mis gustos pueden impactar el mercado? Pues haciéndote algunas preguntas antes de comprar y escogiendo aquellos que satisfagan tus valores como, por ejemplo, ¿Qué contiene mi producto? ¿Cómo es su proceso de fabricación? De esta manera, comencé a cuestionar la calidad de los productos que consumía y el impacto que estaban teniendo en mí y en mi entorno. Sin esperarlo, pude disfrutar de manera auténtica lo que comía, lo que usaba y lo que
hacía. Empecé a valorar más el presente y a disfrutar más las pequeñas cosas de la vida. Y no fui la única. El 76% de las personas manifestó “estar atraídos hacia marcas que ofrecieran servicios y materiales con estándares éticos”. Así mismo, el “65% de los reinventados se sentían atraídos hacia marcas amigables con el medio ambiente y que proporcionan credenciales verdes creíbles para sus productos y servicios”.
Pero esto, ¿en qué se ha traducido? Hoy, las empresas están escuchando y, en muchos casos, repensando sus productos e impulsando aquellos que vayan en estas nuevas direcciones, recalibrando para mejorar la calidad y generar nuevas categorías por las cuales ahora tenemos disposición a financiar, reingeniar sus procesos productivos para hacerlos financieramente más sustentables dado el riesgo de perder mercado y reimaginando nuevos procesos en los cuales ahora deberían invertir para escalar e innovar en la oferta para mostrar su diferenciación en el mercado.
Una demostración de ello es que cada vez más hay oferta de comida vegetariana y vegana en los menús de los restaurantes. O el crecimiento de la oferta de productos sin crueldad animal en la cosmética, así como la valorización cada vez mayor hacia los productores nacionales.
Mi invitación es a atreverse a profundizar en esos intereses y a conectar con nuestro bienestar ya que la suma de nuestras compras individuales construirán el nuevo mercado sustentable que tanto necesitamos!