Según un estudio de 2023 realizado por Ipsos, un 92% de las chilenas y chilenos desecha comida, haciéndolo en promedio dos veces por semana. Asimismo, se estima que el desperdicio de alimentos contribuye en un 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GEI).
Es en este contexto, que a inicios de marzo lanzamos los talleres de cocina “Sabores sin desperdicio” donde, junto a voluntarias de Scotiabank Chile, enseñamos a mujeres de diversas comunas a sacar el máximo provecho a los alimentos, convirtiendo lo que usualmente desechamos en diversos y sabrosos platos como pesto con hojas de apio, snacks y mechadas por medio de cáscaras de plátano.
El ciclo de 15 talleres se inició en el Condominio Microempresarial de Viña del Mar, en colaboración con la Dirección de Desarrollo Turístico y Económico (@desarrolloeconomico.vina), para continuar en la Junta de Vecinos N°5 de Quinta Normal gestionada con la Dirección de Medio Ambiente, Aseo y Áreas Verdes (@dimaavquintanormal) y en la cocina de el OTEC de El Bosque en coordinación con la Dirección de Desarrollo, Innovación y Emprendimiento Territorial (@munielbosque), convocando a un total 100 asistentes, y para finalizar el mes estaremos en Concepción.
Ana Luisa Bahamondes, Manager de Sostenibilidad de Scotiabank Chile, comenta: “A través de ‘Sabores sin desperdicio’ organizados por Fundación Basura, buscamos empoderar a la comunidad con conocimientos prácticos que, no solo ayudan a reducir el impacto ambiental, sino que también promuevan una alimentación más consciente y responsable. Estamos muy contentos con la participación y el entusiasmo de las colaboradoras voluntarias y asistentes a los talleres en Viña del Mar y Quinta Normal, y esperamos continuar este éxito en las próximas comunas”.
Desde Fundación Basura, la coordinadora de proyectos Camila Rivero, sostiene: “En cada taller, buscamos transformar la percepción de los alimentos, invitando a recuperar tallos, hojas y cáscaras que comúnmente se descartan, para utilizarlos en recetas creativas que fomenten la reducción del desperdicio. Además, estas prácticas contribuyen a la economía familiar, a la generación de ideas emprendedoras y a la salud planetaria”.