En noviembre del 2020, Europa aprobó el derecho a reparar de los consumidores para así comenzar a exigir etiquetas con una estimación de vida útil y capacidad de reparación de los dispositivos. De esta manera, el Parlamento Europeo planea disminuir los desechos electrónicos y entregarles a las personas la posibilidad de reparar sus cosas en lugar de desecharlas y comprar artículos nuevos. Por otro lado, en Chile no existe actualmente alguna legislación que promueva la reparación.
En la práctica, el Parlamento Europeo explicó que el derecho a reparar tiene como plan incluir un “etiquetado obligatorio para proporcionar información clara, inmediatamente visible y fácil de entender a los consumidores sobre la vida útil estimada y la capacidad de reparación de un producto en el momento de la compra”. Además, este nuevo derecho fomentaría los mercados de bienes de segunda mano y el uso de un sistema de carga común. Finalmente, también propone eliminar obstáculos que impiden la reparación, reventa y reutilización de artículos.
Pamela Castro y Felipe Ferrer son los fundadores de ReparaLab, una organización chilena que pretende cambiar la industria. Esto propone el derecho a reparar, misión que promueven mediante varias líneas de acción. Según explica Pamela, en ReparaLab “estamos trabajando con gente desde varias áreas. Desde las personas, la comunidad en general; las marcas; la legislación, teniendo incidencia política; desde la educación, con concientización, entre otros”. Para ambos cofundadores, la medida tomada en Europa debería ser adoptada en Chile, para que así se promueva una cultura más amigable con el medio ambiente.
En ReparaLab organizan jornadas de reparación gratuitas y abiertas a la comunidad para reparar productos de marcas específicas. Esto, mediante cuatro pasos: primero, identificar aquellos productos de la marca más demandados para ser reparados. Segundo, seleccionan un equipo de reparadores y reparadoras de la Red de ReparaLab. En tercer lugar, implementan un plan comunicacional de convocatoria. Finalmente, llevan a cabo la jornada de reparación.
Al ser consultada por la importancia de establecer una cultura de reparación en Chile, Pamela explica que “reparar y reutilizar es fundamental para todas las generaciones y para todo emprendimiento que se esté proyectando. Creo que ya no podemos vivir en la economía lineal en la que estamos viviendo. Tenemos que hacer este cambio de switch urgentemente”.
Felipe Ferrer, cofundador de la empresa, afirma que la reciente aprobación de la ley de reparación en Europa es un paso gigante en cuanto al poder de decisión que podrá adquirir su población. “Afecta enormemente, porque ahora se va a poder tomar una decisión informada”, asevera. En esa misma línea, Pamela asegura que “creemos que la información para los consumidores es fundamental. Nosotros estamos trabajando en eso, en hacer fichas técnicas de electrodomésticos para que la gente sepa cuáles son las proyecciones de vida que tienen según los fabricantes, entre otra información. Comprar informado es fundamental”.
Luis Flores trabaja en el rubro de la reparación hace más de 40 años. Su taller, el “Pepe Lucho”, está ubicado en la comuna de Santiago, específicamente en San Antonio 468. Su área de trabajo es amplia. “Reparo todo lo que sea calzado, botas, maletas, en general todo lo que sean líneas de cuero es primordial, pero también todo lo que sea sintético, como calzado, carteras, maletas, chaquetas, ese tipo de reparaciones”, explica Luis.
Actualmente, el experto en reparación advierte que las personas mayores han sido siempre quienes más desean reparar sus artículos. Sin embargo, también admite que últimamente más jóvenes también están adquiriendo una costumbre de reparación. “La gente mayor lo hace por costumbre y por reparar lo que tiene, por no deshacerse de lo que tiene. Pero en los jóvenes, por ejemplo, yo he visto que hay una conciencia de reparar y recuperar”, analiza.
Para Luis, la reparación debería ser adoptada por la juventud. Cree que aún hay una notoria falta de interés por parte de un gran porcentaje de jóvenes, lo cual considera como algo bastante negativo para el medioambiente. Asimismo, afirma que “debe haber un incentivo de parte del gobierno. ¿Por qué no integrar también la reparación en las nuevas normativas?”, analiza. Por otro lado, para Luis también hace falta que el gobierno legisle en torno a la reparación, lo cual considera de gran importancia en el Chile de hoy. “Hay que lograr que el gobierno cumpla con que las cosas que llegan importadas sean de una calidad que se pueda recuperar, cómo lo hacen en otros países”, afirma.
Felipe y Pamela, al ser consultados por el escenario actual de la reparación en Chile, afirman que hoy existen, por lo menos, ganas de reparar en la gente. Aseguran también que esto se había perdido, por lo que resulta muy positivo que se esté recuperando. Según los fundadores de ReparaLab –y al igual que el reparador Luis Flores-, si bien la gente de 55 años y más es la que más tiene ganas de reparar, los jóvenes de entre 15 y 25 años también tienen conciencia sobre la reparación. Por ende, su mayor preocupación reside en el rango etario de entre 25 y 50 años, donde ambos plantean que existe lo que se conoce por “obsolescencia programada”. Esto, explica Pamela, “plantea que las cosas son desechables, que te duran una temporada y después hay que renovarlas”.
Pamela lamenta que hoy no exista una legislación que promueva la reparación en Chile. “No hay una ley de reparación. Si bien se aborda desde la Ley del Consumidor, esta resulta bastante ambigua. Nosotros hemos estado revisándola porque queremos proponer una ley de reparación. La Ley del Consumidor te da muchas facilidades para volver a cambiar un producto en vez de repararlo. No exige que haya una cierta cantidad de servicios técnicos en un determinado sector. No existe un índice para reparar los productos. No exige traer repuestos. Hay muy poca legislación al respecto, y lo poquito que hay está dirigido a la industria de automóviles, no a la de electrodomésticos”.
Finalmente, Felipe Ferrer afirma que como organización tienen la confianza puesta en la redacción de la nueva Constitución. Esto, tras la victoria del Apruebo y la Convención Constitucional en las votaciones del plebiscito el pasado 25 de octubre. “Estamos en un punto de inflexión porque es el momento de elegir derechos. No hay nada que impida que una ley de reparación sea parte de la Constitución. Que tengamos cosas que no se puedan reparar influye, absolutamente, en toda nuestra calidad de vida”, manifiesta.
En esa misma línea, Pamela Castro advierte que ”la reparación no está tan considerada en lo que se está proyectando hasta el 2030 con respecto a economía circular. De hecho, la reparación no está considerada en casi nada de Chile. Se habla mucho de reciclaje y un poco de reutilizar. Sin embargo, ha sido súper difícil poner la reparación en conversaciones y en torno al ministerio”. Finalmente, lamenta que a la reparación no se le dé la importancia que se la da, por ejemplo, al reutilizar o al reciclaje. “Llevamos dando esta batalla cinco años y ha sido muy difícil que se tome con la importancia que nosotros le damos. Para nosotros, la reparación es una de las ‘erres’ más importantes”, relata.
De esta manera, el llamado de los fundadores de ReparaLab es a que las diversas marcas sigan interesándose en la reparación, que la juventud mantenga su interés por reparar en vez de reemplazar y que el rango estimado de entre 25 y 50 años elimine de su día a día el concepto de obsolescencia programada.
Para un futuro más sustentable, hoy es de gran importancia que en Chile se proyecte un futuro con derecho a reparación. Asimismo, tal como dicen Pamela y Felipe, la nueva Constitución es una gran oportunidad para exigir derechos y sentar las bases para una legislación que promueva el derecho a reparar.